El mar; la mer; la mar de merde

21 junio 2010 | Sin comentarios »

Aunque sé cómo, no sé exactamente por qué (o sí) estoy aquí en la orilla del mar, vaya un tostón… Pero dejaré los tostones para el Cándido de Segovia e iré a lo que aquí reclama mi atención: esa inmensa masa de agua verde azulada que en la lejanía se diluye con el cielo y en la cercanía, en la orilla, es traqueteada por el viento, contra el muelle, haciéndola acunar toda materia flotante que le es ajena. Y el mar, al mecer de continuo tanta materia extraña, quizá la integre en su paisaje, pero no la hace suya, no se funden ambos cuerpos formando uno solo. Les sería imposible, aun disponiendo de todo el tiempo de todos los mundos.

La mar de merde

Luarca está preciosa hoy. Ha salido recién lavada y airosa de las tormentas que han anegado el norte de España. Y precisamente hoy, domingo 20 de junio, ha amanecido bañada por un sol desafiante a cualquier reminiscencia del recién pasado mal tiempo. El sol calienta el rostro de la gente, mientras ésta se viste de entretiempo todavía. Da gusto pasear por el espigón y por el faro con las manos metidas en los bolsillos, la mirada en las olas y la imaginación en el infinito. O en el recuerdo.

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Blanco sobre negro: Blanco remonta a Rubalcaba

20 mayo 2010 | Sin comentarios »

Sé  bueno

Se dice por ahí (no digo yo que sea verdad; la verdad, ¿quien la sabe?; ítem más, ¿cual es la verdad?). Pues bien, se dice por allende el banco azul, e incluso en sus aledaños, que Zapatero es, puesto que así lo ven, como uno de los muñecos de José Luis Moreno (no saben si Rodolfo o Rockefeller) que tiene una mano dentro (nadie sabe por donde le ha entrado) que le manipula y le hace decir lo que no piensa (¡no piensa!) y hacer lo que no quiere (¿qué quiere?). Y dicen, también por ahí, que esa mano negra (no sabemos si antes o después, negra) es de Rubalcaba. Rubalcaba, ese Darwin de etiqueta (de anís), que según Ruiz Quintano en ABC se monta un coto privado (como Franco) para la pesca del pixín, en la calle Jorge Juan.

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Rosa Díez y el zonzo á feira

26 febrero 2010 | Sin comentarios »

No vamos a decir aquí que los políticos no deban cuidar su léxico eligiendo mejor los epítetos que dirigen a sus colegas. No vamos a decir aquí que las apreciaciones (Verbigracia: «manda huevos», «coñazo de discurso», «gilipollas de Blair», «coñazo de desfile», «hijoputa», «gallego»,…) que consciente o inconscientemente –de que les están Rosa Díezgrabando- sueltan con su vis parlamentaria, sirvan para un diccionario de sinónimos de los sujetos a quienes se refieren; pero de eso a poner el grito en el cielo porque Rosa Díez haya dicho del presidente Zapatero que es “gallego”, refiriéndose claramente a que no se sabe si va o viene, si sube o baja, si entra o sale…, vamos, que no contesta a nada, va un abismo.

Esto es una opinión, que dista mucho de la de los gallegos con púlpito (no pulpito) que les ha faltado tiempo para salir en todos los medios a su alcance denigrando a la líder de UPyD. Pero qué español, gallego o no, aquí o allende los mares (donde por cierto hay mucho gallego) no ha escuchado el clásico del gallego en la escalera. O un chiste de catalanes y la pela. Enfadarse por esos comentarios es cogérsela con papel de fumar (no diremos que Smoking, porque es catalán e igual se mosquean).

Rosa Díez, a una pregunta de Gabilondo sobre el presidente del gobierno, contesta: «Zapatero es gallego, en el sentido peyorativo de la palabra». E inmediatamente después, cuando le pregunta por Rajoy, dice: “Es gallego”.

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Gallardón y la milla de lodo

23 febrero 2010 | Sin comentarios »

Gallardón, obras son amores...

Hoy he pasado por allí. Hacía mucho que no pasaba. Pero hoy he callejeado por el barrio de Salamanca. También he comido por la zona (en El Lago de Sanabria, en Ayala 23, que es un gozo para el paladar) y he estado observando las disparidad de tiendas chic que conforman lo que se ha dado en llamar «la milla de oro».

Cierto es que el tiempo no acompaña para ir de compras estos días; que la abundante lluvia que está cayendo hace incómodo transitar por las aceras esquivando paraguas y goterones; y que la milla de oro de 24 quilates que ha prometido el alcalde de Madrid necesita obras, pero lo que he visto hoy por allí era un auténtico decorado para rodar un documental sobre las consecuencias de una guerra nuclear.

Los hoyos que hay en las aceras (si se puede llamar aceras a lo que allí queda) seguidos de las zanjas, de las vallas de obra, de los socavones, de los mojones,… parecen un texto en braille aumentado un millón de veces. Los charcos, no son charcos, son lagunas a las que sólo les falta ranas y peces para parecer un parque temático.

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