Oéee, oé, oé, oée…

11 julio 2010

Diálogos con su chispita

 Por Gascón Bolín

¡Viva la Reina! ¡Vivan los Príncipes de Asturias! ¡Viva la diosa Cibeles, el dios Neptuno, la Roja, Del Bosque, el pulpo Paul, Manolo el del bombo, la afición, y la cerveza Mahou que no deja que se resquebrajen nuestras gargantas por la sequedad de boca al gritar goooooooool! ¡Viva España y la madre que la parió! Esa por la que no iba a ser reconocida según el Guerra, el hermano de su hermano.

¡Vivan! Y vivan también todos ustedes, tranquilos por fin. Lo que tenía que pasar pasó. ¡España es Mundial! Ya no tiene que preocuparnos que algún árbitro malaje nos birle un penalti; ni que algún Alcaraz paraguayo trate de amargarnos la existencia, aunque luego no se coma ni una paraguaya. Ni tenemos que estar pendientes de a cual mejillón se tira el pulpo Paul, como si fuéramos celestinas de pescadería. Por fin España llega a la final en un Mundial. ¡Y lo gana! Por fin hemos visto la unidad de España arropada por una única bandera, aunque haya sido por pelotas. Por fin un único partido nos une a todos: el partido de fútbol. Oéee, oé, oé, oée…

Nota Bene: Todo lo que ha leído anteriormente, querido lector, ha sido escrito y publicado antes del mediodía de hoy, domingo, 11 de julio de 2010, con un subidón de optimismo y fe. Todo es pura quimera. Pero tras esa fantasía subyace la ilusión de que puede ser verdad, que puede hacerse realidad, y eso es lo que espero. Cuento con ello. Ojalá lo de la selección no haya sido lo del cerdo: engordar para morir. Ojalá esta noche estemos todos los seguidores balompedistas, aunque seamos eventuales, cantando el alirón. Así sea. Yo, por lo menos, así lo presiento. Y no me las doy de pulpo ni me he comido un mejillón últimamente.

 Pero tengo una pena que no me deja ser enteramente feliz. Es una pregunta que golpea en mi cabeza con la cadencia de un martinete. ¿Qué va ser de nosotros cuando hayamos vuelto, vencedores o vencidos, a la triste realidad? ¿Qué ve ha ser de España tras la borrachera de fútbol? Creo que intentarán curarnos el resacón dándonos, una vez más, café, mucho café. Y con sal, para que tenga mayor efecto. Claro que los políticos tienen la sal donde las avispas. Porque a los políticos es a quienes estoy señalando. Ellos serán los que nos pondrán otra vez en la cruda realidad cuando todos los días nos obsequien con la serie de despropósitos que acostumbran, y nos vuelvan otra vez abúlicos ante los insultos que se propinan sólo por el y tú más.  

 Me lo decía esta mañana mi chica. —Pase lo que pase en el duelo de hoy, los verdaderos duelos empiezan mañana. Pero duelos y quebrantos en su forma más light, o sea, de los que no se comen, de los que hay que tragarlos como sapos. Mañana, otra vez, a recuperar el primer tercio de los telediarios –ocupados ahora por fútbol- a informar de nuevas desgracias y mismas peleas políticas. Y un tercio de la Prensa a ídem, eadem, ídem. —Venancia, qué razón tienes. Mañana, de nuevo, a refugiarnos en la poesía: ¿Vuelve el polvo al polvo? /¿Vuela el alma al cielo? /¿Todo es sin espíritu, / podredumbre y cieno? / No sé; pero hay algo / que explicar no puedo, / algo que repugna / aunque es fuerza hacerlo, / el seguir viviendo / bajo este Gobierno.

Perdón Gustavo por esta licencia, poética como tú bien sabes.

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