En Chile han visto la luz 33 mineros y un héroe

14 octubre 2010

Por Aquilino Quintás

Lo que ha pasado en Chile ha sido una aplastante demostración de colaboración, de compañerismo, de hermandad, de patriotismo que ha dejado al mundo lleno de admiración y envidia. Los comentarios que me han llegado estos días de todo tipo de informadores apuntan, en su mayoría, a que el rescate se ha podido realizar por ser Chile un país democrático. No digo que no, pero no quiero mermar ni pizca el mérito que han tenido los chilenos apoyando en todo momento a los mineros, al presidente de la empresa por su decidida gestión de salvamento y a su presidente de Gobierno; no quiero quitar a ese paisanaje la bonhomía que ha demostrado, al margen de tendencias políticas, para hacer del día que se consuma el rescate, un día de fiesta nacional.

Pero no me quedo ahí. Ha habido otro personaje que a mi entender no ha sido todo lo homenajeado como creo se merecía. Tanto es así que no estoy seguro, por falta de repetitiva información, de que se llame Manuel González. Pero de lo que sí estoy seguro es de que ese hombre no estaba en la mina cuando el derrumbe, y de forma voluntaria y heroica se metió, en lo que podía ser una ratonera, para ayudar a los 33 que allí estaban. Y fue el último en salir cuando ya estaban todos los demás a salvo. No era un minero atrapado; no era uno de los 33 que temían por su vida a setecientos metros de profundidad, era el que arriesgó la suya para que pudieran salvarse todos ellos; era el rescatador. Quizá, en ese acto, era la mano de Dios.

  1. Un Comentario a “En Chile han visto la luz 33 mineros y un héroe”

  2. Por Aquilino Quintás el 15 octubre 2010

    Hoy he visto, por fin, en las noticias de la tele a los recatadotes de los 33 mineros de la mina chilena. Eran seis, y aparecían diciendo que ellos no eran los héroes, que los héroes eran los mineros sepultados. Una mentira digna de unos valientes. Ellos, los rescatadores, fueron los héroes. Los otros, los 33 mineros, fueron los desafortunados que quedaron atrapados involuntariamente y que tuvieron que esperar que esa media docena de hombres arriesgara su vida yendo a salvarlos; fueron el equipo infausto al que toco el turno desgraciado. Unos esforzados, unos abnegados, vale, pero los héroes han sido los que han sido, al margen de todo márketing.

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